lunes, 10 de agosto de 2015

El siguiente paso...


¿Cómo podía ocurrir que fuera incapaz de tragar nada? Yo lo intentaba, pero no podía. Aquello me desesperaba, me agobiaba. No entendía nada. Esta situación desencadenó inevitablemente en una crisis de ansiedad. No podía respirar, me faltaba el aire, mi corazón estaba desbocado, se me durmieron las manos y los pies... y yo me repetía una y otra vez "tranquila, no va a pasar nada, debes relajarte, tranquila, intenta respirar". Pero estaba cada vez más nerviosa, y lloraba, lloraba y lloraba. No entendía nada. ¿Por qué me pasaba aquello? ¿No había nadie más a quien le ocurriera? Era comer o sencillamente tomarme una tila para los nervios, ¿cómo no iba a poder? Pues no, no podía. Pasé unos días sin a penas comer e intentando entender aquello. 

El tiempo fue transcurriendo, y aunque casi todos pensaban que aquél problema no estaba sino en mi cabeza, que seguramente eran mis nervios, conseguí al menos una prueba para demostrar que aquello era físico: una endoscopia. Los resultados llegarían dos meses después.



No hay comentarios:

Publicar un comentario