Cuando todo esto comenzó pensé que había descendido a lo más profundo del mundo, a un sitio desconocido, porque lo peor fue no saber, perderme y no encontrarme, vagar sin saber hacia donde. Después me di cuenta que lo peor no era eso, lo peor es deambular prácticamente sola, sin manos amigas que te ayudan a hacerlo más fácil. No me entiendas mal, sabes que no hablo de ti, tú que tirabas de mi mano para no caer, haciendo que mis pies quedaran colgados en el vacío pero sabiendo que no me dejarías caer. Hundirme en tu pecho, esconderme del mundo, sin tener siquiera la tranquilidad de permanecer en aquél lugar en el que antes se detenía el tiempo. Abajo se encontraban otras personas que sé que me hubieran sujetado de haber caído al vacío. Pero me negué, con luces y sombras, con llantos y sonrisas, seguí, avancé y debes creerme, fue difícil, porque la angustia y la desesperación se apoderó de mi, la rabia y la impotencia me dominaron. Pero la vida sigue y tu sigues con ella... No se detiene para ti, para esperarte. Debes mirar en otros ojos para ver que fuiste valiente, que lo sigues siendo, y que lo serás.
En este tiempo he conocido historias distintas, con diferentes protagonistas y vivencias duras, mucho. Personas que siguen sonriendo en la peor de sus batallas, que te tienden la mano para sujetarte cuando ellas hacen malabarismos para no caer. Vivmos una misma historia pero tan diferente en realidad, con elementos comunes pero que no se parecen en absoluto. El otro día alguien me dijo que lo peor de todo es cuando un médico te dice "no sabemos como seguir" No imagino ese momento en el que el corazón se debe encoger, en el que algo se rompe por dentro, en el que te gustaría poder hundirte, pero ni eso puedes hacer, porque ni siquiera es tu vida, es la suya. Y lo darías todo porque sí que fuera la tuya, con esas sombras y esas luces, pero tuya.