lunes, 9 de noviembre de 2015

Caminos de ida y vuelta

No todo sigue una línea recta... Nos encontramos ante muchos cruces de caminos, montañas rusas... Y sólo buscamos una mano amiga que nos ayude a llevar el camino, que nos apriete fuerte y nos diga que nosotros podemos, que nos diga que somos fuertes cuando se nos olvida. Recorremos el camino de la tranquilidad, de los buenos días, de las sonrisas... De las ganas de comernos el mundo, nos sentimos grandes y valientes. Fuertes. Podemos con esto, claro que podemos. Pero ahí estamos de nuevo, frente al cruce de caminos. El siguiente es oscuro, nos hace bajar todo lo que habíamos subido, sin avisarnos para coger aliento. El primer camino es el fácil, ahí es sencillo estar con nosotros... Pero... ¿Qué pasa con el segundo? Los que continúan con nosotros en éste, son aquellos que realmente importan, aquellos ante los que hay que rendirse ante las ganas de abrazarlos. No es fácil estar ahí, pero ellos lo hacen. Sin pedir nada, sencillamente están para secar nuestras lágrimas, para abrazarnos tan fuerte que nos gustaría perdernos en ese abrazo. Otras veces no dicen nada, sencillamente están ahí. Me arrepiento de no haberlos valorado como se merecen. Siempre pensando en aquellas personas que se quedaron en el camino. De las que esperas tanto... De las que te han hecho tanta falta, a las que has necesitado tanto... Sin embargo se evaporaron. Y volverán, aparecerán de nuevo, pero las cosas no serán iguales. Gracias de corazón a los que nunca se marcharon, y a los que no estaban y aparecieron en este instante. Gracias por tender esa mano que tanto se necesita en los momentos difíciles. 


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