jueves, 17 de septiembre de 2015

Un paso adelante, dos para atrás...


Un paso adelante, dos hacia atrás. En realidad es como ese juego, no sé si alguna vez habéis jugado, debes dar tres pasos de hormiga, uno de elefante, dos de gato... y cada uno tiene su tamaño, sus medidas. Esto es algo así, pero en la vida no todos van hacia delante, al menos yo no puedo verlos así. Me encuentro en un bucle, en una espiral... o no sé ni dónde estoy en realidad. Me encuentro perdida y cansada. Harta de no tener un día tranquilo. Y mis pasos hacia delante son los de la hormiga, y los que van hacia atrás son los del elefante. Quizá no sea objetiva del todo, pero es así como los veo. 

Hacia delante, hacia atrás, delante, detrás. Y así van pasando los días. Y yo sigo en el mismo punto, sólo que más cansada. Agotada física y mentalmente. 

Un día me levanto y pienso que esto ha sido un mal sueño, que por fin esta pesadilla va a acabar, pero nada más lejos de la realidad. Pasan los días, pasan los meses y todo sigue igual. Y yo aún no he sabido reaccionar. ¿Pero reaccionar cómo? ¿Qué se supone que debo hacer? Un día alguien me dijo que debo disfrutar de los buenos días para cuando lleguen los malos, pero no sé hacerlo. 

Sólo sé que cuando un día es menos malo que el resto, cuando el siguiente es similar y así pasan unos cuantos días en los que creo que voy avanzando y llega la recaída, el paso atrás, yo me hundo, me hundo sin poder evitarlo, cada vez más pequeñita, cada vez más lejos de la superficie. 


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