sábado, 19 de marzo de 2016

Viajando por la vida


Caminamos por la vida siguiendo los pasos que creemos acertados, aquellos que nos llevarán a esos momentos que guardamos para siempre dentro de nosotros para recuperarlos en los que más que nunca los necesitamos, aquellos en los que las fuerzas comienzan a fallar. Revivimos esas sonrisas, esas ganas de comernos el mundo, esos abrazos que decían que todo saldría bien. Sus ojos mirándome... A veces los ojos de los demás sonríen. Y es un momento muy bonito. Otras esconden un gran océano de tristeza, sí, lo esconden porque no quieren arrastrar a éste a otras personas. Así que en medio de la tormenta se erigen capitanes, a pesar de que las fuerzas fallan, pero nadie lo puede ver... Sólo si miras muy muy dentro de sus ojos puedes ver lo que le cuesta mantener esa mirada serena. Esas personas son grandes. Son capaces de callar para que otros sigan caminando, no expresan su miedo al quitar las ruedas a esa vieja bicicleta, sonríen desde lejos y te jalean para que vayas más y más rápido. Pero por dentro tiemblan, tienen miedo y gritan en silencio. Sienten que van a la deriva y que están haciendo el camino más difícil de todos. Y creen que no pueden avanzar más, miran hacia atrás y el punto del que partieron se ha difuminado... resulta tan lejano aquél día en el que todo esto comenzó. ¿Lo recuerdas? Pensaste que no podrías. Un paso, dos pasos, ¿una carrera? Déjame que descanse unos minutos. Y seguías, has seguido avanzando y lo seguirás haciendo, porque la vida es eso, seguir caminando, a veces a paso ligero, otras lento, otras con grandes zancadas, pero caminando siempre... Coge mi mano.... te ayudo a caminar. 




A todos los valientes, a los que últimamente la vida les ha vuelto a poner a prueba. Seguimos caminando...

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