miércoles, 27 de abril de 2016

Los problemas, mejor fuera


Cuando tienes un problema, sea el diagnóstico de una nueva enfermedad que ha puesto tu vida patas arriba o cualquier otra cosa que te inquiete, y que te haga desear que llegue un nuevo día, debes hablar de ello. Sacarlo fuera. Dentro se enquista, se hace más fuerte, más poderoso, si lo sacas se va dividiendo en pequeñas partes que hace que sea más fácil de sobrellevar, de vivir con ello, o de cargar con ello. Según la visión de cada uno. No te lo guardes dentro porque sin darte cuenta estas haciendo esa bola de nieve más y más grande, con preguntas que al menos hoy, no tienen ninguna respuesta, con pensamientos que no llevan a ninguna parte. Y en mi caso, para variar, esos pensamientos no eran buenos. Mucho tiempo lidiando en mi vida con la negatividad, con el deseo de tener todo controlado, de saber lo que iba a pasar porque todo seguía un plan establecido. ¿Y ahora? Ahora todo se había ido al traste porque yo no podía controlar absolutamente nada. Quería saber y ni si quiera sabía qué tenía que preguntar. Quería conocer y me daban miedo las respuestas. Y estaba pensando en lo que pasaría cuando desconocía lo que me depararía la vida no ya en un mes, sino mañana mismo. Pero había sacado la mayor parte fuera de mí, y había conseguido hacerla más pequeña, porque la había visto desde la distancia de otros ojos, porque habían pronunciado las palabras que yo necesitaba a preguntas que ni siquiera me había atrevido a formular. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario