lunes, 25 de enero de 2016

Vuelta a empezar



Y allí estaba, de nuevo entre las cuatro paredes de un hospital, sin esperar nada por miedo a una nueva decepción. Simplemente me senté a esperar mi turno, sin expectativas, sin ningún deseo ni anhelo. A mi alrededor sólo encontré niños y pensé si alguno de ellos tendría también Esofagitis Eosinofílica, no es que sea menos grave que tengan alergias pero supongo que a veces creo que aunque no estamos concienciados al respecto, es algo que se ve, que ves los síntomas. En mi caso, en nuestro caso... debes fiarte de mí, de nosotros, de que te diga que me duele el pecho, que me ahogo, que no puedo tragar, debes creerme. Y no sé hasta que punto los demás están dispuestos a hacerlo.... 

Y me llamaron, y ahí estaba, contando cómo habían transcurrido los dos últimos años. Y sentí alivio. ¿Sabes por qué? Porque en las dos visitas anteriores que tuve en otro hospital nadie me preguntó nada. Nadie se interesó por nada. Y no, no es que me recibieran con palmeras y empezaran a abanicarme, cosa que agradecí porque no sabéis qué frío hace. Sino que frente a mi tenía a una persona que me miraba a la cara, que me preguntaba distintas cosas para tener más datos sobre mí. No sentí esa sensación de estar haciéndole perder el tiempo porque compara lo que me pasa a que me haya dado un golpe en la rodilla con la pata de una mesa, debo reconocer que a veces puedo ser un poco torpe. 

Decidieron hacerme nuevamente pruebas cutáneas, esta vez a más alérgenos de los que me habían hecho hacía siete meses, incluyendo animales domésticos y vegetación. Yo no lo pedí. Sí que lo hice a mi anterior alergólogo, pero me dijo que no suele ser a esas cosas. Así que ahí estaba yo... con el brazo extendido pintado con múltiples puntitos. Y sí, debo reconocer que lo desee, que desee que alguno de esos puntitos empezara a crecer, que se convirtieran en grandes habones, que alguno diera un positivo tan claro que fuera el causante de lo que me pasaba, y sobretodo, que algo que vieran sus ojos demostrase que no me inventaba lo que me pasaba. Porque sí, aún debo reconocer que sigo sintiendo que exagero con todo esto. Así que desee que crecieran. Y tres de ellos parecieron hacerme caso... Siguiente parada. Resultados en sangre. 

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