miércoles, 21 de octubre de 2015

Esos momentos


A veces me despierto por las mañanas adormilada, bueno, reconozco que siempre me despierto así. Lo que ocurre en ocasiones, mejor dicho, es que me despierto sin tener la percepción de que no me encuentro bien, es una sensación tan grata, tan reconfortante... Después poco a poco empiezo a volver a la realidad y creo que todo ha pasado, que ya me encuentro bien, que los días malos quedaron atrás, que son parte del pasado... y entonces vuelvo al aquí y ahora, al instante en el que estamos, al de verdad. Y, no, no es cierto que hayan pasado esos días, siguen ahí. Aún no estoy bien. Lo noto en el primer instante en el que voy a tragar saliva. 

Siempre me hablan de una señora a la que llaman paciencia, me dicen que la tenga, que todo pasará, así todos los días durante un año. Sí, lo sé, a algunos os la llevan más años nombrando, igual vosotros habéis tenido más suerte en la búsqueda. ¿Yo? Bueno, no me queda otra que compartir sofá con ella, sino creo que estaría dándome cabezazos contra una pared o llorando por las esquinas. ¿De qué me serviría? Pues de nada, absolutamente de nada. Bueno, seré sincera, claro que he llorado, de impotencia, de rabia, de desesperación cuando no dejaba de ahogarme minuto tras minuto y no sabía que hacer, sólo morirme de miedo durante unos segundos que para mí eran eternos. También he llorado de emoción, cuando me hablan de lo valiente que soy mientras yo aún no lo veo, que me digan palabras bonitas siempre me ha hecho llorar como una tonta. 

Han pasado momentos muy malos, terribles. Otros llevaderos. Otros de un montón de risas, de querer hacer mil cosas, de volver a ser yo, la de siempre. Momentos en los que me encuentro mejor pero no quiero decirlo muy alto, no sea que alguien se de cuenta y me los arrebate, no me dejo disfrutarlos mucho por miedo a que después la desilusión de su desaparición me entristezca. Vosotros no hagáis lo mismo, disfrutarlos, y hacer que los que están cerca los disfruten, esos que no dicen nada cerca de vosotros porque saben que ya tenemos suficiente. Hacerlo por ellos. Regalarles una sonrisa los días buenos, de los malos ya nos preocuparemos. 




7 comentarios:

  1. Gracias por compartir algo tan íntimo y doloroso. Soy una mera espectadora de mi hija y su enfermedad. Gracias a testimonios como el tuyo me siento más cerca de ella y algo más capaz de entenderla y ayudarla.
    Te mando abrazos llenos de fuerza.

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    1. Se que para los que sois espectadores debe ser muy duro, yo lo veo en sus ojos aunque traten de no mostrarlo. Y se q debe ser difícil entendernos, eso también lo veo, y en cierto modo lo entiendo. Pero es duro que no se den cuenta de lo que esto supone. Mr encontré muy perdida y por eso decidí ayudar a otros, para que sientan q no son bichos raros... Por eso agradezco q me digas q te sirve. Cualquier cosa no dudes en escribirme. Mucho ánimo y espero q tu hija vaya mejorando. Mucha fuerza y gracias

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    1. Es complicado, ya no sólo a nivel físico sino a nivel emocional... algo tan sencillo y que cueste tanto, el hecho de que veas que los demás no lo entienden... Cuesta... Y hay miles de historias, la mía no es la mejor ni pretende ser la peor, sólo la que narre lo que se siente...

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  3. http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1022-51292008000300010&script=sci_arttext

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